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Katsu curry (Pollo al curry)

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     El pollo al curry, o katsu curry, es un plato típico japonés que, además de estar buenísimo, es muy sencillo de preparar. No hacen falta ingredientes demasiado difíciles de encontrar, y tampoco es necesario ser un chef de 5 estrellas para prepararlo.     Aquí os voy a explicar cómo prepararlo de la forma tradicional (o la que yo tengo entendido que es la tradicional) y otra opción un poco más sencilla. INGREDIENTES (4 personas) (cs: cuchara sopera/ cp: cuchara pequeña) 2 pechugas de pollo 1 huevo 2 cs de harina 1/2 cp de sal Una pizca de pimienta (al gusto) Panko o pan rallado Aceite de oliva 4 cebollas 1 vaso de leche 1/2 vaso de agua 1 cp de miel 2 cp de curry 2 cs de maizena 6 cs de salsa de soja Arroz (opcional) ELABORACIÓN      Hay dos formas de hacer el pollo, al horno o en la sartén. Si los vais a hacer al horno hay que precalentarlo a 200º mientras preparamos el pollo. Si preferís en la sartén, ahora os explico como hacerlo.   ...

Bahar

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   Odiaba el invierno.  Odiaba todo lo que aquella estación traía consigo. Odiaba el viento, odiaba las noches frías, pero sobre todo odiaba el recuerdo de la sangre de mi padre tiñendo la espesa nieve de un rojo vivo y humeante. Hace ya un lustro que fue asesinado, yo tenía diez años cuando vi cómo le cortaron la cabeza delante de mí y esta, como la manzana que cae del árbol, llegó rodando hasta mis pies. Clavé mi mirada en sus ojos sin vida, y noté cómo la sangre borbotaba y empapaba mis zapatos, los mismos que a día de hoy era forzada a vestir pues nadie me obsequiaba con un nuevo par. Por mí iría descalza, pero el frío invernal calaba en mis huesos aún llevando aquellos roídos zapatos; sin ellos ni siquiera podría ponerme en pie por las mañanas. Aquel frío era devastador, y mi cuerpo notaba su influencia. Durante cinco años fui forzada a dormir sobre una manta desgastada en el suelo, donde las bajas temperaturas castigaban y torturaban mi cuerpo. Tenía quince años, pe...

Yamamba

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  Llovía como no lo había hecho en años. Las gotas eran grandes y espesas, y el campo ya desprendía aquel olor a tierra mojada que sólo el monte poseía. Una anciana estaba fuera de su pequeña casa, recogiendo las prendas de ropa que había dejado secando bajo la luz del sol, pero que había olvidado completamente mientras preparaba la cena de su nieto. En la casa solo vivían ellos dos, y la vieja tenía que encargarse de la comida y el cuidado del niño, cuyos padres murieron cuando él solo tenía un par de meses de vida. Por suerte, la ropa no estaba demasiado mojada, y pudo dejarla secando frente al calor que desprendían las llamas del vivo fuego. La madera crujía con el calor, y un olor suave impregnaba todo el hogar. Aquella anciana entró a la habitación de su nieto, arrastrando los pies poco a poco. Iba descalza, y la madera crujía a cada pequeño paso que daba. Portaba en su mano derecha una pequeña lámpara de aceite, que dejaba al lado de la cama del niño para que consumiese ...